El estreñimiento

El estreñimiento es uno de los problemas sanitarios que más consultas provoca, afectando a un gran porcentaje de la población, especialmente femenina.

Actualmente se entiende por estreñimiento una expulsión de heces escasas, muy duras, muy difíciles de evacuar. De hecho, el estreñimiento conlleva a un tránsito lento de las heces a través del intestino, lo que provoca un acumulo de las mismas, que se van haciendo más duras al reabsorberse el agua.

Muchas veces la consulta del paciente se refiere a las molestias que se generan como son dolor abdominal, cefalea, meteorismo, distensión abdominal,… etc; sin embargo, la importancia viene determinada por la multitud de estudios epidemiológicos que han demostrado una relación directa entre estreñimiento y cáncer de colon.

El intestino se divide claramente en dos: en intestino delgado y grueso.
El intestino delgado (duodeno, yeyuno e íleon) tiene tres funciones principales: digestión y absorción de los nutrientes de los alimentos, transporte de los materiales no absorbidos hacia el intestino grueso y control de las respuestas inmunitarias debida a microorganismos y componentes antigénicos presentes en el contenido luminal.
El intestino grueso mide aproximadamente 1,5 m de longitud y finaliza la función del tubo digestivo. Consta de varias partes: ciego, colon ascendente y transverso donde se realiza una absorción de agua, sodio, cloro y ácidos biliares; en el colon descendente y sigmoideo se realiza la propulsión lenta del quimo hacia el recto, manteniéndose la absorción de agua. Cinco o seis horas después de haberse producido la ingestión de los alimentos, el quimo intestinal alcanza el intestino grueso, tardando en atravesarlo aproximadamente 24h. Durante este proceso se produce una importante absorción de agua, electrolitos, reacciones de fermentación y proteolisis por la flora bacteriana colónica; todo ello conduce a un aumento de la consistencia del contenido intestinal que al llegar al recto estimula el reflejo de la defecación. El ano posee dos esfínteres, el interno formado por músculo liso y regulado por el sistema nervioso autónomo, y el externo por músculo estriado, siendo el único elemento en el tubo digestivo que tiene funcionamiento voluntario y reflejo. Al aumentar la distinción del recto, el esfínter anal interno se relaja, la persona lo nota y favorece en forma voluntaria la relajación del esfínter externo, lo que se acompaña de la contracción de los músculos abdominales, produciéndose la defecación.

En relación a las causas del estreñimiento, podemos decir que existen formas agudas de estreñimiento: tras intervenciones quirúrgicas, en el embarazo, durante convalecencias, cambios de residencia, etc., y formas secundarias a enfermedades orgánicas endocrinas, neurológicas o musculares. Sin embargo, con mucha diferencia, el más frecuente de todos es el denominado estreñimiento crónico habitual, que lo padece entre un 50 y 70% de la población, y cuyas causas principales son:
Alimentación incorrecta con dietas pobres en fibra y líquidos que determinan un escaso volumen fecal con poco estímulo sobre el peristaltismo intestinal. El resultado son heces duras, secas, escasas y difíciles de evacuar.
Costumbre de retener las heces a pesar de la necesidad de defecar. La represión de la defecación mantiene el contenido fecal en el interior del colon, con la consiguiente absorción de agua y desecación.
Excesivo sedentarismo. El ejercicio físico tonifica la musculatura abdominal intestinal y diafragmática. Sin él los músculos son fláccidos y sin fuerza.
Otros factores implicados son: Constitucionales: sexo femenino, multiparidad, edad avanzada. Fármacos: sales de hierro, codeína, antiácidos, diuréticos, antidepresivos. Por último, mencionar el abuso de enemas y laxantes.

El tratamiento del estreñimiento debe contemplar:
Modificaciones dietéticas: la dieta debe ser equilibrada y rica en fibra, beber suficiente cantidad de agua necesaria para que la fibra la capte y se produzca el aumento del volumen fecal. Si con estas primeras medidas no son suficientes, es necesario aportar: Fibras en forma de complemento: son especies vegetales que contienen mucílagos, los cuales hinchan en contacto con el agua, aumentando de forma importante su volumen y con ello el e las heces, esto origina un aumento del movimiento intestinal. Estos mucílagos también lubrifican el contenido intestinal favoreciendo su efecto. Realmente se tratan de reguladores intestinales, pudiendo en ocasiones emplearse para conseguir un efecto contrario, es decir antidiarreico, en este caso se debe administrar con pequeña cantidad de líquido y reabsorberá el exceso de líquidos intestinales. Numerosos ensayos clínicos han demostrado la eficacia de estos complementos del estreñimiento crónico, con o sin colon irritable. Se consideran laxantes mecánicos, no producen efectos adversos, por lo que puede recomendarse a embarazadas, ancianos, etc. El efecto suele presentarse a las 24h. después de su toma, la cual debe realizarse con cantidades importantes de líquido. Presentan también propiedades hipoglucemiantes e hipolipemiantes (contribuyen a bajar el colesterol y el azúcar). No deben utilizarse en caso de obstrucción intestinal o íleo paralítico. Entre estos podemos señalar la ispágula (Plantago ovata), el lino o linaza, salvado de avena, salvado de trigo.
Laxantes: se trata de especies vegetales que contienen derivados antraquinónicos que aumentan la motilidad intestinal por acción directa sobre las terminaciones nerviosas y actuando también sobre la reabsorción del agua. Al acelerarse el tránsito, no hay reabsorción acuosa y las heces se eliminan antes. El tiempo de latencia entre su administración y la manifestación del efecto es entre 6 y 8-12 h, por lo que se recomienda su toma por la noche para que el efecto tenga lugar a la mañana siguiente
En fitoterapia se emplean varias especies vegetales con efecto laxante: sen, frángula, riubarbo, aloe,… etc. Debido a su mecanismo de acción no se deben administrar en niños menores de 12 años, en el embarazo (por su posible acción oxitócica) y en la lactancia (pues los principios activos pasan a la leche materna), así como en casos de dolor abdominal u obstrucción intestinal.
Laxantes de acción osmótica: son aquellos que contienen sales minerales insolubles, las cuales atraen el agua hacia la luz intestinal, como el carbonato de magnesio.
Probióticos: son uno de los alimentos funcionales que más se han investigado en los últimos años, ya que proporcionan microorganismos vivos y aportan múltiples beneficios para la salud ( en casos de diarrea, estreñimiento, aumento de la capacidad de defensa del organismo, enfermedad de crohn y colitis ulcerosa, alergias, intolerancias alimentarías, etc.), ya que su acción es mejorar el equilibrio microbiano intestinal.