Tratamiento homeopático de la depresión

En los tiempos que corren, cada vez es más fácil encontrarse con personas profundamente deprimidas. A menudo nos podrá parecer que no tienen ningún motivo para estarlo, pues muchas de ellas disfrutan de una deshogada situación económica y de una buena posición social. Podemos preguntarnos entonces: ¿por qué están deprimidas, si aparentemente lo tienen todo?.

Si miramos con más profundidad en su interior seguro que encontraremos muchos motivos (cada una tendrá los suyos) que para esas personas serán los más importantes, independientemente de que objetivamente lo sean o no (lo que para unos es lo más importante para otros no lo es en absoluto).

En los estados depresivos, nuestro modo de vivir los acontecimientos genera sentimientos muy diferentes. Si nos observamos, veremos que reaccionamos ante algo como estamos programados para reaccionar. Esa programación es fruto de ideas y pensamientos adquiridos posiblemente en la infancia que han creado dentro de nosotros unos patrones de conducta. Estas ideas no han sido procesadas, las hemos admitido “tragándolas” sin someterlas a juicio. Tal vez porque quien nos las contó era nuestro padre, hermano o maestro. Como nacemos crédulos y confiamos en los que amamos, todo lo que nos digan estos se convierte en una verdad irrefutable y no la comprobamos.

Es más tarde, a lo largo de la vida, cuando nuestras creencias y actitudes chocan con la realidad y es cuando las tendremos que revisar. Si no lo hacemos es probable que siempre tropecemos en la misma piedra una y otra vez, no entendiendo ni aprendiendo nada.

Cuando intentamos conseguir objetivos y no aplicamos las herramientas necesarias es como quien quiere vaciar el agua del mar con una cucharilla; perderá un montón de tiempo y energía y no verá el fruto de su trabajo. En esta situación es fácil caer en una depresión.

Hacer un acto de consciencia sería lo ideal para ver como nos afectan las cosas y a partir de ahí empezar a construir un nuevo esquema mental que nos ayude a superarnos. Recuperar el poder personal es primordial, sólo así conseguiremos ser dueños de nosotros mismos y de las situaciones; en vez de meras marionetas en manos del destino. Aprender desde el conocimiento, en vez de hacerlo desde el sufrimiento es opción de cada uno. Sentirnos como realmente queremos sentirnos y no como los demás quieren que nos sintamos, es el resultado de un trabajo interior en el cual recuperamos el poder que habíamos cedido a otros.

Recordemos que cuando un miembro de una familia está enfermo es síntoma de que esa familia está enferma.

Son muchos los jóvenes que parecen viejos azotados por sentimientos autodestructivos con un afán de encontrar sentido a sus vidas escogiendo el camino equivocado. En cuanto a la mujer, parece estar destinada a la depresión pues cuatro cruces le acechan (la pubertad, la sexualidad, los niños y la menopausia).

Para el hombre, el exceso de trabajo, el acoso social y la devaluación profesional acaban en el problema del alcohol, parche de todo estado depresivo. Las personas mayores sufren la soledad, la pérdida de memoria, la enfermedad con invalidez y la proximidad del final de la vida.

La homeopatía ayuda en todas las etapas de la vida en las que somos más vulnerables y susceptibles de caer en un estado depresivo.
EN LA ADOLESCENCIA

ANACARDIUM: remedio para el adolescente que es violento con los que ama, especialmente con la madre. Estalla a la mínima ofensa. No resuelve. Todos sus males mejoran comiendo.

LYCOPODIUM: inteligente y frágil, no tiene confianza en sí mismo. Enseguida se fatiga, por lo que tiene una mala perspectiva del futuro.

ACIDUM PHOSPHORICUM: depresión muy grave. No se queja, habla con monosílabos, está al borde del suicidio.
EN LA MUJER

THUJA: remedio de la mujer impresionable, llora escuchando música. Se preocupa por el peso, de sus amigos enfermos. Hace una montaña de un grano de arena, teme padecer cáncer.

SEPIA: agotada, indiferente, decaída, no soporta el consuelo, el placer de vivir se apaga.

ACTEA RACEMOSA: marcada inestabilidad emocional, un día ama y al otro odia.

LACHESIS: desconfiada, celosa. Tiene ideas de agresión. No aguanta tener la cintura y el cuello apretados.
EN EL HOMBRE

CHAMOMILLA: Irritable, irascible, ansioso, no soporta nada, hipersensible.

STAPHYSAGRIA: susceptible y mortificado por la competencia social. Apenado por la falta de éxito socio-profesional. Siempre enfrentado a grandes dificultades.

AURUM METALLICUM: ideas de suicidio, depresión profunda por fracasos.

NUX VOMICA: nunca contento, tenso por el esfuerzo, es “el irritable que no sabe controlar su violencia”. Impaciente e intolerante a la contradicción, a la mínima provocación se pone furioso y desea ajustar cuentas. Superactivo, fuma, bebe y hace todo tipo de excesos alimentarios buscando estimularse. Duerme muy mal, crispado, agitado, con calambres. Sobreviene la depresión en este tipo de individuos cuando tienen el sentimiento de fracaso.
Todos estos remedios y muchos otros nos alivian y sanan haciendo posible que podamos hacerle frente a una depresión, teniendo siempre presente que lo más importante no es lo que los demás crean que somos, sino lo que realmente nosotros creamos que somos.