Crisis de pánico: la huída de la mente

Son trastornos cuya principal manifestación es la aparición brusca y desbordante de un sentimiento de temor y aprensión con miedo a morir, enloquecer o enfermar gravemente acompañado de síntomas físicos como fatiga, palpitaciones y vahídos. Afectan al 1,5-3,5% de la población general, principalmente a mujeres y personas jóvenes.
La tendencia más habitual es que las crisis se repitan periódicamente.
Además de los desagradables síntomas del momento del ataque de pánico, se genera una gran limitación en las personas por el miedo a padecer un nuevo episodio. Se crea una ansiedad anticipatoria por el temor a nuevas crisis.
¿De qué se trata?
Son trastornos cuya principal manifestación es la aparición brusca y desbordante de un sentimiento de temor y aprensión con miedo a morir, enloquecer o enfermar gravemente acompañado de síntomas físicos como fatiga, palpitaciones y vahídos. Suelen alcanzar su máxima intensidad en menos de 5 minutos y resolverse en menos de 30 minutos.
Afectan al 1,5-3,5% de la población general, principalmente a mujeres y personas jóvenes.

¿Cuál es su repercusión?
La tendencia más habitual es que las crisis se repitan periódicamente.
Además de los desagradables síntomas del momento del ataque de pánico, se genera una gran limitación en las personas por el miedo a padecer un nuevo episodio. Se crea una ansiedad anticipatoria por el temor a nuevas crisis.
Lo más habitual es que esté presente también un trastorno conocido como agorafobia que consiste en una sensación de miedo centrada en el temor a abandonar el hogar, a quedarse solo o a sentirse atrapados. Estas situaciones se evitan por miedo a que aparezcan nuevas crisis de angustia: la repercusión es que la persona limita cada vez más sus actividades

¿Qué nos ofrece la medicina convencional?
Como tratamiento inmediato suelen utilizarse ansiolíticos. Como mantenimiento suelen utilizarse antidepresivos ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina) y nuevamente ansiolíticos de mantenimiento. La necesidad de apoyarse en técnicas de psicoterapia está cada vez más clara.

¿Qué aportan las terapias naturales?
Tratamiento de las crisis: en el momento agudo de la crisis, es especialmente útil el tratamiento con medicamentos homeopáticos.
Así, entre otros, disponemos de los siguientes:
-Aconitum: Las crisis son habitualmente nocturnas; suele haber miedo a la oscuridad y experimentan gran angustia si están solas. Durante las crisis hay una sensación de muerte inminente y tendencia claustrofóbica. Aparecen hormigueos.
-Argentum nitricum: ataques de pánico acompañados de agitación.
Suelen ser personas que siempre van con prisas y están nerviosas. Habitualmente tienen pensamientos de que algo terrible va a ocurrir y anticipan su miedo ante una reunión o cualquier otra situación social.
-Arsenicum album: ataques de pánico acompañados de miedo a enfermar. Personas hipocondríacas y frioleras que magnifican pequeños síntomas.
-Gelsemium: crisis en las que la persona se queda inhibida y bloqueada, sin capacidad de respuesta. Puede haber antecedentes de shock y acompañarse de síntomas digestivos como diarrea.

Tratamiento a largo plazo:
En mi opinión, el tratamiento más efectivo es interdisciplinar: el apoyo psicológico es importante, y también el del médico o del profesional de salud que lo esté tratando.
Homeopatía: es necesario, además del tratamiento de las crisis, utilizar remedios de fondo para romper el círculo ansioso en las que se desarrollan.
Fitoterapia: el hipérico es una planta con actividad antidepresiva con la que podemos conseguir reducir gradualmente el número e intensidad de las crisis. La pasiflora, el espino blanco, la melisa o la griffonia son interesantes por sus propiedades tranquilizantes.
Psicoterapia: aunque lo cito al final será uno de los pilares en el tratamiento de las crisis. Son muchas las escuelas y las distintas técnicas utilizadas (conductuales, regresivas, relajación,…).
Probablemente todas ellas tengan su utilidad en función de las personas y las circunstancias.
Tendremos en cuenta que, en muchas ocasiones, esas crisis de pánico suponen una válvula de escape útil, una liberación energética que el organismo necesita para aliviar el exceso de miedos, preocupaciones, dependencias, estrés,… que se han ido acumulando. En ese sentido, serían como una señal de alarma.
En otras ocasiones surgen cuando sentimos que no somos capaces de controlar determinadas situaciones: nuestra mente que es capaz de racionalizarlo todo, se ve superada. Por tanto, pueden cumplir una función. Lo que intentaremos es influir sobre los desajustes que se expresan mediante esos ataques de pánico.