Dermatosis ocasionadas por agentes patógenos

Los problemas de los pies fueron y en parte siguen siendo considerados, por muchos sectores de la sociedad, como “pupas” sin gravedad y desprovistos de interés. Hoy en día esta mentalidad debe modificarse y se está llevando a cabo gracias a la ayuda que nosotros los podólogos podemos prestar al respecto.

Numerosas patologías del pie pueden evolucionar hacia alguna minusvalía más o menos severa y muchas de ellas se pueden evitar o corregir con un mínimo esfuerzo por parte de todos.

Uno de los problemas que nos afectas de modo inconsciente en la mayor parte de las ocasiones, es el tema de las dermatosis ocasionadas por agentes patógenos, virus, micosis y otras dermatosis infecciosas.

Numerosos virus ocasionan lesiones en la piel, pero muchas veces además existe un contexto evocador y localizaciones a distancia: síndrome mano-pie-boca (Coxsackie), pies descalzos sobre un suelo con riesgo de infección, como vestuarios, piscinas, gimnasios

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Las dermatosis son enfermedades crónicas caracterizadas por pequeñas manchas elevadas de la piel que pueden hacerse escamosas o progresar formando ampollas. Estas enfermedades pueden adquirirse tanto de otras personas como de animales domésticos y figuran entre las más prevalentes de todas las enfermedades microbianas.

Una de las dermatosis más frecuente pero no por ello conocida, el llamado Pie de atleta ó epidermofitosis .Los epidermofitos y las levaduras poseen una intensa virulencia, pero necesitan un medio idóneo y propicio para desarrollarse, en el que se sumen los siguientes factores:

  • Calor.
  • Humedad.
  • Oscuridad.
  • Alcalinidad.

El pie es un terreno de elección para la epidermomicosis: los espacios interdigitales están mal aireados, el sudor es alcalino, se evapora mal y hay oscuridad.

En China se observa el hecho siguiente: los coolies, con los pies desnudos, no sufren esta afección; por el contrario, los que calzan zapatos son frecuentemente afectados.

La afección se propaga por contagio directo y, más todavía, por los zapatos y los calcetines, siendo especialmente nocivo el calzado con suela de goma. Por lo tanto, es particularmente frecuente en los colegios, en las piscinas, en los baños públicos y en los estadios.

Las manifestaciones patógenas son especialmente en primavera y en verano. Durante los primeros fríos, las lesiones tienden a desaparecer, pero la espora del parásito se conserva inerte durante el invierno y vuelve a la vida con los primeros calores.

El Pie de atleta se debe tratar ya en su forma inicial. La lesión se limita a lagunas escamas secas en un espacio interdigital, sin prurito, a veces con un ligero enrojecimiento, aunque existen otras formas más evolucionadas:

Seca con descamación, prurito y eritema.

Húmeda con contornos blanquecinos, fisuración, supuración y dolor.

Complicada con maceración, eccema o hiperqueratosis.

Otra patología muy frecuente es la llamada Verruga plantar que es un Papiloma epidérmico.

Se debe a un virus filtrante, muy contagioso, idéntico al de la verruga corriente. Pero la localización en una epidermis sometida a fuertes presiones, como es la plantar, confiere a la tumoración una fisonomía muy especial. La verruga va a incrustarse en la epidermis, hundida como un clavo en los tejidos plantares, comprime las terminaciones nerviosas provocando dolor.

Las verrugas son eminentemente contagiosas y pueden inocularse por contactos directos, dermatológico o por torrente circulatorio. Por contacto dermatológico es el más frecuente, pudiendo producirse el contagio 6 u 8 meses antes de que nosotros lo notemos. El virus se inocula en un poro, permaneciendo en él inactivo hasta que por efecto del calor y otras causas se activa y nos da la patología típica, dolor, inflamación y a veces llegando al auto-contagio.

Los baños, duchas públicas, las piscinas, los locales escolares y deportivos son responsables de muchos contagios. Del mismo modo pueden presentar una distribución familiar. Su localización suele ser plantar, a menudo aparece en el antepié, en una zona de apoyo, o debajo el talón. Su tamaño varía desde una cabeza de alfiler hasta el de una moneda dependiendo del tiempo de evolución.

Las sobreinfecciones bacterianas son particularmente frecuentes, favorecidas por la penetración de un cuerpo extraño, una uña encarnada, un hematoma subungueal (debajo de la uña de la mano o el pie), una llaga, una mordedura, una picadura

… con frecuencia se observan forúnculos en la cara dorsal de los dedos o también uñeros.
Ante todo esto debemos de llevar a cabo una prevención o profilaxis, manteniendo una higiene adecuada, limpios y secos los espacios interdigitales, espolvoreándolos con una sustancia absorbente. Es igualmente indispensable usar una suela de cuero, no se deberán usar calcetines de lana o nylon que favorecen la maceración y se cambiarán cotidianamente medias y calcetines. Del mismo modo debemos evitar caminar descalzos por zonas públicas como sueles de piscinas, gimnasios


Sin aún así teniendo toda esta serie de prevenciones notamos cualquier molestia en nuestros pies debemos acudir al Podólogo, el cual diagnosticará y tratará cualquier afección, patología o deformidad de nuestros pies.